Retomo el blog (unos meses después), para hacer algo que desde hace tiempo quería compartir: recetas ricas, caseras, deliciosas y reales para gente real; así como tú y como yo.
Algunos saben que durante muchos años fui vegetariana y vegana (16 años para ser exacta), y cuando decidí dejar de serlo, mi dieta incluyó de nuevo todos los grupos alimenticios.
*Antes de continuar quiero ser muy clara sobre esto porque sino después algunos quieren lincharme.* EN MI EXPERIENCIA, no tener restricciones en mi dieta (como cuando era vegetariana o vegana) automáticamente me llevo a disfrutar mucho más los sabores, las texturas, la tradición detrás de la comida y sobre todo a ver la comida como un acto de amor absolutamente noble y desinteresado.
Así que, comer, para mi es el momento ideal para experimentar y literalmente ‘jugar’ con la comida, sentir con el tacto, la vista, el olfato, el oído y por supuesto el gusto lo que me está nutriendo.
Hoy empezaré por compartirte la receta de una granola casera que es muy fácil, económica y sencilla. A mi me funciona muy bien y sacia perfectamente la necesidad de dulce a media tarde sin necesidad de atascarme de azúcar, todo lo contrario, me da energía y es bastante rápida y natural la receta.
Yo generalmente la preparo por la noche para que a la mañana siguiente ya esté lista para comerse. Además, al hacerte cargo de la preparación eliges qué ingredientes ponerle; añadirle los que más te gustan y quizá quitarle los que no (en la receta original yo quité las pasas y puse más semillas de las que me gustan, coco y almendras), y te aseguras que no esté lleno de cosas procesadas.
Los utensilios que necesitas son un sartén, una cuchara sopera, una palita de madera, un bowl para mezclar y un frasco con tapa hermética para guardar la granola una vez que esté lista.
INGREDIENTES.
2 tazas de avena entera.
1 cda. sopera de semillas de linaza.
1 cda. sopera de semillas de ajonjolí.
1 cda. sopera de semillas de girasol.
1 cda. sopera de semillas de calabaza (pepitas naturales sin sal).
1 cda. sopera de semillas de chia.
1 cda. sopera de coco rayado.
1 cda. sopera de almendras en trozos.
1 pizca de sal.
Canela en polvo (la cantidad que a ti te guste).
1 cda. sopera de aceite de coco.
1 cda. sopera bien copeteada de miel natural.
Calienta la avena en el sartén a fuego muy bajo revolviéndola de vez en cuando por 10 minutos. Evita que la avena se queme o se ponga color café.
Pasados los 10 min., sube el fuego y sigue revolviendo la avena pero esta vez sin dejar de revolverla por 5 minutos más. Y como en el paso anterior evita que se queme la avena, tiene que quedar un poquito más doradita la avena pero sin llegar a café.
Retira del fuego y coloca la avena en el bowl, y aprovechando el calor que tiene la avena añade todos los ingredientes secos (las semillas, el coco, las almendras, la sal y canela) y mézclalos bien con la cuchara o palita de madera (yo pasé por el calorcito del sartén todas las semillas, el coco y las almendras para que soltaran un poquito sus aceites y se mezclaran con la avena). En seguida añade el aceite de coco y la miel y sigue revolviendo todo por 2 minutos más hasta que quede bien integrado.
Deja que se enfríe y guarda la mezcla en el frasco hermético.
La puedes comer de mil maneras, a mi me encanta con yogurt y fruta, o a media tarde me la como a puñitos.
Cuéntame si te gustó y cómo la comes tú. ¡Que la disfrutes!.